Rápidamente la cosa se me fue de las manos, tenía demasiados alumnos y explicar siempre el mismo temario se me hacía “aburrido”. Además había que encargarse de muchas otras cosas: la web, el canal de YouTube, mensajes privados, mi operativa… ¡un montón de trabajo!

Uno de los objetivos de casi todos los traders es tener libertad, y yo la había perdido sin darme cuenta.

Desde siempre me han gustado los negocios, de hecho cuando me fui de Ukrania tuve que dejar un par de negocios que tenía en marcha. Debo reconocer que uno de mis sueños siempre ha sido tener una empresa que facture 100M. 

Se me encendió la bombilla 💡

¿Por qué no pivotaba la idea de Armaga? En vez de ser una fuente secundaria de ingresos que se me estaba yendo de las manos a nivel carga de trabajo, podía arrancar un proyecto educativo serio que marcase la diferencia en el sector.

Tenía todos los ingredientes: me gustan los negocios/ start ups (de hecho, no puedo contar con los dedos de las manos los cursos de emprendimiento que he llevado a cabo), tenía un producto que funcionaba (los alumnos siempre salían muy contentos) y además una propuesta de valor muy diferencial, ya que en esa época muy poca gente conocía el Order Flow.

Pues allá que me lancé, empecé a escribir a mis mejores alumnos para contarles mi idea. A Claudio le motivó mucho la idea, además me confesó que a él siempre le había gustado “enseñar” y que estaría encantado de enseñar el método a otras personas. 

A partir de ahí fuimos creciendo el equipo, contratamos una agencia para hacer una web en condiciones, una persona para llevar la parte administrativa, nóminas, pago de impuestos, facturas… ¡No te imaginas la cantidad de papeleo que lleva una empresa!

Así fuimos creciendo hasta el día de hoy, en el que somos un equipo de traders que operamos los mismos conceptos y que queremos dejar nuestra huella.